El maridaje de vinos y postres es quizás uno de los más complicados, seguido del de vinos con comidas especiadas :-) Te damos algunas ideas para armonizar tus postres favoritos con vinos que te harán quedar bien.
Glòria Vallès
Los vinos pueden acompañar maravillosamente los postres si eliges la combinación adecuada. Un buen maridaje realzará los sabores, tanto en el vino como en el postre, y te brindará un momento de indulgencia o de placer memorable. Prueba estas combinaciones y lleva tu postre al siguiente nivel.
Para elegir el vino con cierta seguridad, lo primero que necesitas saber es el ingrediente principal del postre y su expresión final. ¿Domina el chocolate, la vainilla, la crema, el limón…? Sea cual sea, encontraremos su armonización.
También tendrás que tener en cuenta algunas reglas básicas del maridaje:
- La comida dulce incrementa la percepción de astringencia en el vino, por lo tanto los vinos con muchos taninos y estructura serán difíciles de maridar con los postres.
- El azúcar del postre reducirá la percepción de cuerpo, dulzor y fruta del vino, así que deberás partir de niveles elevados en estos campos.
- La intensidad del vino y de la comida deberán estar equilibradas para que uno de los dos no se sobreponga al otro.
- Los platos dulces deberán acompañarse, en general, de vinos igual o más dulces.
Vinos para postres con chocolate amargo
Los postres como tarta de chocolate, mousse de chocolate o trufas de chocolate maridan bien con diferentes vinos que complementarán sus sabores agridulces.
Vinos de Porto: Ruby Port or Tawny Port
El vino fortificado más famoso de Portugal, el vino de Porto, es un maridaje clásico para el chocolate. En las dos versiones más asequibles, el Ruby y el Tawny, son vinos que combinan muy bien con el chocolate negro.
El Ruby Port tiene un color más claro y un aroma más afrutado. El Tawny Port tiende a ofrecer aromas de nueces y caramelo. En ambos casos la armonía es fantástica porque cumple una regla fundamental del maridaje: el vino tiene que ser más dulce que el postre.
Pedro Ximénez
Originario de Montilla-Moriles, el Pedro Ximénez es un vino dulce – fácilmente llega a 500 g/L de azúcar residual – con aromas de pasas y café. La combinación con el chocolate es deliciosamente memorable.
Maridaje de vinos con postres de vainilla
Una cremosa crema catalana cubierta con azúcar quemado o una crème brûlée son el final perfecto para una comida familiar. Servirla con un vino de postre hace que el plato sea aún más delicioso.
Sauternes o Barsac
El maridaje más clásico de una crème brûlée es el vino blanco dulce de la región de Burdeos. Tanto los vinos Sauternes como los Barsac se elaboran principalmente con la variedad Sémillon, susceptible a la botrytis o podredumbre noble. La Sauvignon Blanc aporta acidez y la tercera variedad empleada, Muscadelle, añade un perfume exótico.
Los vinos de Sauternes y Barsac son dulces gracias a la concentración de azúcares que se da con la podredumbre noble. A la vez cuentan con una agradable acidez que les augura una larga vida y complementa perfectamente la crema pastelera de vainilla.
Moscat o Moscatel de Alejandría
Esta variedad de uva blanca se emplea en distintos lugares del mundo, y no siempre para hacer vinos dulces: es una gran proveedora de uva de mesa y con ella también se elaboran vinos secos.
Aquí te proponemos servir la crema catalana con moscatel dulce, como la que se elabora en el sur de Francia o en distintas regiones de España. Los aromas intensos de piel de melocotón, miel y lichi complementarán la exuberante crema pastelera de vainilla.
Maridaje de vino con postres de manzana o pera
Las tartas de manzana son dulces y están llenas de especias como la canela. En general, los vinos que combinan bien con la tarta de manzana también armonizarán con el crujiente de manzana y con las peras al horno.
Riesling alemán
Los vinos Riesling, una variedad originariamente alemana, son cítricos y florales y tienen una acidez muy marcada. Los encontramos con distintos niveles azúcar, y entre ellos, si lo que queremos es maridar postres de manzana, elegiríamos un Auslese.
Los Auslese se elaboran con uvas muy maduras (191 – 260 g/L azúcar) y tienen un elevado nivel de dulzor y acidez, pero son ligeros para postres excesivamente dulces. Es decir, siempre serviremos Auslese si el vino es más dulce que el postre. De lo contrario, si nuestra tarta es muy dulce, podemos optar por una media botella de Beerenauslese.
Prosecco
Los Prosecco son vinos espumosos del noreste de Italia. Son versátiles y los podemos adquirir con distintos niveles de azúcar residual (Bruto Natural, Extra Bruto, Bruto, Extra-Sec, Secco, etc).
Este vino espumoso es crujiente y medianamente ácido, lo que coincide con la acidez de las manzanas del pastel. Para equilibrar el dulzor de la tarta, siempre deberemos elegir un Prosecco ligeramente dulce pero no abrumador.
Moscato d’Asti de Italia
El Moscato d’Asti es un vino italiano ligeramente burbujeante de la región de Piemonte. Es bajo en alcohol (7 % abv) y tiene un ligero dulzor. Los mejores Moscato brindan aromas de melocotón y flores, y acompañarán maravillosamente una tarta de manzana o pera.
Maridaje de vino con postres cítricos
Los postres de limón y la tarta de merengue de limón son intrínsecamente ácidos, de forma que el maridaje es relativamente sencillo si seguimos la recomendación de elegir vinos más dulces que el postre.
Vino de hielo, Ice Wine o Eiswein
Los vinos de hielo o Eiswein se elaboran con uvas de vino blanco cosechadas después de la primera helada del invierno. Gracias la vinificación de las uvas congeladas, los azúcares se concentran y los vinos son dulces, aromáticos y frescos.
La elevada acidez de un vino de hielo es lo que permite maridar con los ácidos de la fruta, y el contenido en azúcar del vino nos permite armonizar un postre dulce.
Blancos de cosecha tardía
Los vinos blancos de cosecha tardía se elaboran con uvas cosechadas al final de la temporada, cuando ya han empezado a pasificar y a concentrar los azúcares de la fruta.
Son vinos con azúcar residual, en distintos grados de dulzor. Prueba un Viognier de cosecha tardía, que suelen tener aromas cítricos que se complementan bien con el limón.
Maridaje de vino con postres con frutos rojos
Ya sea un pastel de frambuesa o fresas con nata, los postres con frutos rojos funcionan bien con varios estilos de vino.
Muscat-de-Beaumes-de-Venise
El Muscat-de-Beaumes-de-Venise es un vino dulce y fortificado del Ródano. Tiene notas afrutadas y florales que combinan bien con la mayoría de las frutas rojas.
Champán (champagne) o Cava
Un champán o un cava son estilos de vino muy versátiles y casarán muy bien con un pastel de merengue de limón (y seguramente con cualquiera de los postres anteriores).
Los aromas de pastelería en el champán maridan con los sabores de la corteza, mientras que las notas tostadas de la crianza del vino combinan con el dorado del merengue.
Aunque estas sugerencias pueden ayudarte a empezar, no hay reglas estrictas para el maridaje de vinos y postres. Te recomendamos que elijas los vinos que más te gusten y los sirvas con los postres que te encantan. Busca sabores que se equilibren entre sí y vinos que ayuden a conseguir el nivel de dulzor deseado y acabarás con un maridaje perfecto para ti.
