Hace tiempo que tengo en mente hablaros de Casa Silva, una bodega chilena que descubrí a principios de año cuando el mundo todavía no había sufrido los destrozos por la Covid-19. Casa Silva es la bodega más antigua del Valle de Colchagua, en Chile, la única región vitivinícola del país que hasta hoy he tenido el placer de poder visitar.
Glòria Vallès
El primer contacto que tuve con la bodega Casa Silva fue con su Sauvignon Gris 2018, que abrí en Enero de 2020 para disfrutarlo en un aperitivo familiar. Un vino fresco y agradable, que marcaba distancia con mis recuerdos sobre los tradicionales vinos chilenos enfocados a volumen y poco entregados al paladar más experimentado.
Casa Silva se encuentra a poco más de hora y media en coche al sur de Santiago de Chile, Colchagua. Esta región forma parte del Valle Central donde los viñedos se refrescan gracias a la corriente atlántica de Humboldt y el aire frío que desciende de los Andes. En un país de altas temperaturas, lograr refrescar los viñedos de forma natural es imprescindible para evitar vinos convertidos en verdaderas compotas de fruta excesivamente madura.
Pero algunos de los mejores Carmenère de Chile provienen de esta región, donde las condiciones climáticas y el buen hacer de viticultores y bodegueros la han convertido en algo así como la región de moda del vino chileno (establecimientos lujosos como el hotel Viña Vik se encuentran en el Valle Central).