Montse Boqueras fue la directora de maquillaje de series y películas tan conocidas como ‘Las Chicas del Cable’ o ‘Chavalas’. Es una maquilladora autodidacta de quien nos cuesta llegar a contar la cantidad de películas y series en las que ha trabajado, ¡incluso fue nominada en 2012 para un Premio Goya!
Céline Pireaux
Con más de 30 años de experiencia en la industria del cine, Montse Boqueras ha maquillado muchas caras. ‘Las Chicas del Cable’, ‘Gran Hotel’, ‘Biutiful’, ‘No habrá paz para los malvados’, ‘Chavalas’… desde las producciones más pequeñas hasta las más grandes, Montse Boqueras se adapta a cada época de las historias contadas. A lo largo de su carrera ha recorrido el mundo por el cine.
No importa el tamaño de la producción, ¡su trabajo no se limita a dar un toque de brocha! Va mucho más allá: investigación profunda para encuadrar el personaje en su época, construcción de los personajes, pruebas con cada uno de los actores y actrices… Con todos estos esfuerzos logra crear personajes que nos parecen reales.
Montse Boqueras, ¿cómo empezaste tu carrera como maquilladora de cine?
Fue por casualidad, estaba estudiando otra cosa. Yo soy de un barrio de Barcelona que se llama Sant Andreu, y allí había mucha tradición de grupos de teatro. Nos reuníamos y preparábamos funciones, y yo sentía pánico a salir a escena pero tenía una cierta gracia para maquillar y crear personajes. Alguien me recomendó ir al Gran Teatre del Liceu de Barcelona a hacer un curso de maquillaje, y allí la persona que daba los cursos me propuso entrar a formar parte del equipo.
Empecé trabajando en la ópera ‘Aida’ de Verdi, y después estuve un tiempo trabajando en el Gran Teatre del Liceu y en el Institut del Teatre de Barcelona. Entonces ya vi muy claro que quería hacer cine.
¡Y al cabo de muy poco tiempo me llamaron para hacer mi primera película!
¿Qué estabas estudiando?
Cosas relacionadas con política, ¡nada que ver! Nunca me planteé que el maquillaje pudiera ser una profesión, en ese momento en España no estaba considerado como tal. Por eso me fui a Berlín a estudiar.
Y antes de Berlín, ¿cómo aprendiste?
La única opción era ser autodidacta, y es algo que siempre agradeceré porque me obligaba a inventar. Y esto, a lo largo de mi carrera, me ha servido de mucho.
Ahora hay productos para todo y se ha perdido un poco el ingenio para buscar cosas nuevas y lograr resultados finales originales. Esta es una de las etapas que más disfruto.
¿Con qué película empezaste?
‘Las apariencias engañan’. Fue una película española que rodamos hace muchos años entre Barcelona y Marruecos, concretamente Marrakech.
¿La última que has grabado?
Una película de una directora de Afganistán que vive en Estados Unidos y que hemos rodado en Grecia. Creo que se va a estrenar a nivel internacional el próximo verano.
¿En qué producción estás trabajando ahora?
Una película sobre el cantante Peret. Él y el Pescaílla fueron los artífices de la rumba catalana.
En 2012 fuiste nominada para un Premio Goya por tu trabajo en ‘No habrá paz para los malvados’ y has trabajado en películas internacionales como ‘The Others’ con Nicole Kidman, ‘Biutiful’ con Javier Bardem… ¿Qué es lo más emocionante de trabajar en una gran producción?
Para mí no hay gran diferencia. Es decir, en ‘No habrá paz para los malvados’ evidentemente hubo el reconocimiento, pero en las otras que mencionas acabas formando parte de un equipo muy grande, del que eres solamente una parte.
A veces tendemos a mitificar, sobre todo cuando vemos nombres de celebrities, pero yo creo que todos los proyectos son importantes, no hay proyecto pequeño.
En las grandes producciones te relacionas con muchísima gente pero a veces las más chiquitas te llegan más al corazón.
¿Un director de cine que te haya marcado especialmente?
Han sido varios: Enrique Urbizu, que es el director de ‘No habrá paz para los malvados’, Manuel Gómez Pereira, Antonio Hernández, Ventura Pons (yo empecé aquí en Cataluña con él), Cesc Gay, con quien hicimos ‘En la ciudad’…
También la productora Bambú, con quienes he hecho seis series, entre ellas ‘Gran Hotel’, ‘Instinto’, ‘Alta Mar’…
¿Qué te ha marcado de estos directores de cine?
La manera cómo trabajan y ¡el amor que tienen por el cine! Cuando un director tiene amor por lo que está haciendo, se nota muchísimo. Independientemente de si luego recibe reconocimiento o no, porque muchas veces el éxito no está relacionado con el producto.
Creo que hemos perdido un poco ese amor al cine: ir a una sala, compartir una película, tener un coloquio al respecto de lo que has visto… Llámame romántica, ¡pero yo todavía voy al cine y veo películas en pantalla grande!
¿Actores y/o actrices con quienes hayas disfrutado trabajando?
Hay muchos, pero no voy a decir un nombre. Todos tienen un pedacito de algo en mi carrera, tanto para bien como para mal. Como maquilladora, tengo una relación muy directa con los actores: trabajo dentro del espacio vital de la persona, y esto hace que se genere una complicidad que, además, dura un tiempo largo. Soy la persona que les ayuda, cada mañana, a entrar en el personaje. Estoy en esa transición entre el «yo» y el personaje.
Has participado en películas y series muy variadas. Cuando empiezas a trabajar en un proyecto nuevo, ¿cuál es el proceso para crear los personajes?
Primero de todo repaso el guión escrito. De allí, voy extrayendo todos los personajes y voy imaginando un mundo para ellos. Busco la documentación necesaria para construir este mundo y hago una serie de propuestas.
Cada época ha tenido sus tendencias y hay que tener en cuenta que, ciertas cosas que hoy parecen normales, en aquella época no lo eran. ‘Las Chicas del Cable’ por ejemplo es un mundo inventado. O sea, España en los 20 no era ‘Las Chicas del Cable’.
En este caso lo que hice fue ver cómo era España en esa época – que era en blanco y negro-, y cómo era Nueva York y París, que tenían un peso muy grande a nivel imagen, revolución, etc. Construimos estas ‘Chicas del Cable’ haciendo una mezcla de París y Nueva York llevados a nuestra España.
Y en ‘Chavalas’, era algo muy localizado en un barrio, eran cuatro prototipos muy distintos de mujeres (la choni, un poco más vulgar, y las otras). Entonces pasé mucho tiempo en el barrio para ver cómo era su esencia.
¿Adaptas el maquillaje a cada personaje?
No, yo construyo los personajes. Es decir, la finalidad de mi trabajo es que cuando veas la película seas capaz de definir a los personajes por separado. Tanto en ‘Las Chicas del Cable’ como en ‘Chavalas’, puedes perfectamente explicar cómo es la chica del bar, la amiga que viene con su novio… A nivel de look no tiene nada que ver un personaje con otro. Y eso es lo que se busca en los personajes, que sean costumbristas, y que tú, viéndolo, puedas creer que eso puede ser real.
¿Cómo es el proceso de construcción de personajes?
Normalmente hacemos una reunión de 9-10 personas, con los jefes de departamento. Cada uno va exponiendo su visión, secuencia por secuencia. Al final llegamos a un entente cordial en común, y después hacemos las pruebas actor por actor.
A veces es más importante lo que rodea al actor principal que el propio actor en sí mismo. Porque el actor principal, todo el mundo ya sabe quién es. Justamente por eso a mí lo que más me gusta es poder cambiarlos físicamente, siempre intento que cambien. Veo todas las películas que han hecho en los últimos 3-4 años para intentar hacer una propuesta muy distinta a todo lo anterior.
¡Es un trabajo de investigación profundo antes de empezar una nueva producción!
Películas, series, anuncios de publicidad, producción para redes sociales, obras de teatro… ¿qué cambia en términos de maquillaje y técnicas según el formato?
Bastantes cosas. En un extremo estaría el teatro, donde hay un foso, una cantidad de sillas, de filas hasta en un patio de butacas… y en el otro la ficción, el cine, porque tienes la cámara encima todo el rato.
En el mundo de la ficción todo es bastante más cercano: el maquillaje es más naturalista, más integrado. En cambio en el teatro tiene que ser mucho más exagerado para que los espectadores de mitad de patio de butacas puedan ver o perfilar estas caras.
En las bodas… es un día muy especial. La novia, la madre … todas están muy nerviosas. Yo estoy muy acostumbrada trabajar con gente que trabaja muy al límite, y soy capaz de dejarlas evidentemente guapísimas y además poner un poco de paz y de orden dentro de este día, que en general es bastante caótico.
En el caso de bodas y eventos especiales, donde no maquillas a un personaje sino a una persona preparándose para una celebración, ¿cómo logras un maquillaje que refleje a cada persona y le guste?
Busco encontrar la personalidad de la novia: hablar con ella, conocerla y sobre todo no disfrazarla, como pasa a veces en las peluquerías. Puede ser un maquillaje natural, pero tiene que estar muy bien hecho porque la imagen queda en las fotos para toda la vida.
Hacemos las pruebas con un margen de un mes y medio antes de la boda. Veo el vestido, les recomiendo si ponerse algo en la cabeza o no… Al final, todo el mundo te va a decir «¡Qué guapa/guapo estás!», ¡pero lo más importante es que vean que eres tú!
En redes sociales, lo que hago es buscar un estilo. Pero no un estilo impuesto, sino el estilo que identifica a esa persona mediante la imagen que da. En este caso trabajo el estilo también con el vestuario, que en ficción no lo hago. ¡En el Instagram de WineStyleTravel hay muchos ejemplos que hemos trabajado con Glòria!
¿Algún consejo que puedas compartir para las mujeres (y hombres) que nos leen y quieren maquillarse?
Que intenten ser ellos. Es decir, no porque algo esté de moda quiere decir que a todo el mundo le queda bien. Hay que buscar el estilo propio. Y luego, dejarse aconsejar por alguien que tenga un “criterio” estético, porque todos cogemos vicios, yo incluida. Esto pasa también por la ropa. Una cree que un tipo de pantalón le va bien y un día descubre otro estilo y dice “Oye, me he perdido 20 años de pantalón”.
Pero lo más importante cuando alguien se maquille, es que se encuentre cómodo con lo que lleva. Entonces, hay que probar. Evidentemente, si te quieres hacer un eyeliner y no te lo has hecho nunca, el día de ir a un evento, no es el día, ¡hay que probarlo antes! (Risas)
¿Aquel destino donde te gustaría participar en el rodaje de una película?
¡Me gustaría mucho rodar en alguna isla caribeña! Porque he rodado mucho por toda Europa y Marruecos, pero nunca todavía en ninguna isla caribeña. Seguramente podría contar unas historias muy distintas a lo que he hecho hasta ahora, y porque hay una parte de aventura que a mí me gusta, ¡esa parte del rodaje de aventura me apasiona mucho!
Creo que uno de los privilegios de mi trabajo es poder acceder a lugares que muchísima gente no puede acceder. Porque si un personaje va con una canoa bajando por un río… con el equipo tenemos que ir detrás :-)
Si tienes que elegir el vino para una cena, ¿cuál sería?
Depende de la cena, de con quién y para qué, ¿no? Siempre había elegido La Rioja y Ribera del Duero, pero últimamente he descubierto los vinos del Priorat y me tienen bastante fascinada. Hay un vino tinto, Planetes de Nin, que me parece estupendo. Hay otro que se llama Les Crestes.
En blanco… ¡pues igual sería el Nelín! Pero no soy una gran entendida en vinos eh, ¡no te voy a engañar! Glòria es la experta y, si tuviera un compromiso más personal, que tuviera que quedar muy bien, la llamaría por teléfono y le diría “¡dime que voy a comprar para quedar estupenda!” (Risas)
