5. Alma Gemela White Field Blend, Onofri Wines:
Mariana Onofri es amante de los vinos blancos y cada año experimenta con uvas y zonas. Esta co-fermentación de Chardonnay, Marsanne y Roussanne, viene de Los Chacayes, Mendoza -una zona de climas templados y marcada amplitud térmica-, y nació como componente del blanco emblema del proyecto, Zenith Nadir.
Sin embargo, el resultado fue tan bueno que decidió lanzarlo como parte de su línea de Alma Gemela de tintos de Chacayes. “Nos enamoró y esperamos que los enamore a ustedes también”, dice Mariana.
6. Abras Torrontés, Karim Mussi Wines:
El nuevo desafío del reconocido winemaker Karim Mussi se encuentra en Cafayate, un desierto a 2000 msnm, que genera vinos con marcada identidad, elegantes, balanceados y con buena capacidad de envejecimiento.
Este vino blanco es, en sus palabras “muy moderno, muy amable, muy sexy, por cierto”, que si bien ha sido creado mirando hacia un mercado más internacional (quienes viajen en Qatar Airways podrán pedirlo a bordo), conserva la identidad del terroir.
Karim está seguro de que “pueden llegar a disfrutarlo quienes amen la buena comida, la buena música, el momento y el lugar donde están tomando ese vino”.
7. Criolla de Parral, Proyecto las Compuertas:
Pablo y Héctor Durigutti están muy orgullosos de este vino argentino. Fermentado en huevos de cemento con levaduras nativas, para conservar la expresión del varietal y su lugar de origen, y elaborado como tinto durante la primera mitad de la fermentación, ha sido descubado y terminado como un vino blanco.
Pablo recuerda que el dueño del viñedo, Don Danielle, preservó este parral de 1 hectárea que existe desde 1943 y con el que se elaboraba el vino que consumía el pueblo de Las Compuertas, “nos emocionó esta historia y nos propusimos recuperar ese viñedo y volver a elaborar ese vino, bajo el mismo concepto que lo hacían antes… Es un homenaje a ellos”.
8. Corte de la Tierra Patagonia, Vinos Barroco:
Esta colección Corte de la Tierra fue creada para permitirle al consumidor reconocer en cada vino la tipicidad de su región, a través del contraste de los sabores del terroir.
Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Petit Verdot y Cabernet Franc se mezclan en este vino que, según Roberto Romano, creador del proyecto, “tiene aromas a bosque del sur”. ¿Quién puede resistirse a descorchar, cerrar los ojos y viajar hasta la Patagonia por un rato?
9. Sombrero Malbec, Huentala Wines:
Este vino argentino elaborado con la variedad Malbec destaca entre otros por balancear su carácter frutado y expresivo, intensidad media y la redondez que le da su paso por barricas de roble durante 9 meses y la permanencia de al menos 6 meses en botella.
Después de degustarlo junto a invitados internacionales, llegamos a la conclusión de que es el que mejor representa la frase “el vino une”, porque es social.
Este vino argentino de Huentala Wines es el vino ideal para disfrutar con amigos y que todos queden más que complacidos con este ejemplar del nuevo estilo argentino.
10. Reserva Malbec, Avarizza:
Es un Malbec de Chacayes, Tunuyan, un viñedo a 1300 msnm que expresa la mineralidad, la rocosidad de la zona. Su paso por barricas francesas nuevas y usadas lo hace untuoso y redondo, pero su correcta acidez genera un final fresco en boca.
“Este fue nuestro primer vino tinto. Tuvimos que vender nuestra moto para poder pagar todo lo invertido, así que siempre decimos que nuestra cosecha de Reserva Malbec es nuestro sueño sobre ruedas” recuerda Agostina Astegiano, propietaria y enóloga de la bodega.
Después de leer esta lista, comprar el “vino de siempre” e ir a lo seguro puede ser una opción. Para nosotros, la alternativa es ir a ferias y vinotecas, escuchar a los que saben y probar, probar, probar. Tal vez no lleguemos a conocer todos los vinos argentinos, ¡pero el fin de año nos va a encontrar intentándolo!
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