Todo empezó hace unos años cuando René y Isabelle se enamoraron de Mogador. En 1978 cambiaron sus zapatillas de baile y sus reflexiones filosóficas por una tierra y por una nueva forma de vida.
Por Luisa Ramos
La historia del vino en esta tierra no empezó con ellos. Es anterior, deberíamos remontarnos a muchas generaciones atrás para encontrar el origen. Y aún así, seguro que anteriormente familias enteras de las que no hay ninguna constancia vivieron del fruto de la viña. Este paso del tiempo, esta historia humana que de forma anónima han vivido y cultivado la tierra de Priorat ha ido empapando la pizarra, filtrándose como si se tratara de agua de lluvia y agarrándose a las raíces. Este es el sentimiento que aflora cuando se visita la Finca del Mogador.
A FINALES DE LOS AÑOS 70 ALGUNOS VISIONARIOS VIERON EN EL PRIORAT UNA TIERRA ÚNICA Y NO DUDARON EN “RETOMARLA”.
Un terreno árduo que solo es válido para aquellos que tiene la pasión como motor. E s el caso de René Barbier Ferrer, Isabelle Meyer, y sus hijos René, Christian y Anderson.
A finales de los años 70 algunos visionarios vieron en el Priorat una tierra única y no dudaron en “retomarla”. Poco a poco la zona revive y se empiezan a sofisticar las elaboraciones, puliendo los vinos bastos que se vendían a granel.
Para ellos, su principal misión era conseguir la calidad que ells mismos exigían para sus vinos. Para ello, la cantidad pasaba a un segundo plano. Un trabajo pequeño y poco visible que hubiera desanimado a cualquiera. Pero ellos no se rindieron y casi agazapados, sin prisa pero sin pausa, parecían esperar su momento. Y llegó. Fue en 1999 cuando la famosa botella de Magnum de la Ermita de Álvaro Palacios se subastó en Christie’s Nueva York. De esa puja, se ganaron 68.000 pesetas de las de entonces y la mirada de muchos especialistas de todo el mundo hacia El Priorat.
Clos Mogador, el vino que nace de la Finca Mogador es ahora un vino de finca. Lo que llega a la botella nace solo en esas terrazas donde se sacrifica la cantidad y la comodidad para garantizar al amante del vino una calidad extraordinaria. Al caminar por las viñas, se percibe inmediatamente que su cultivo no es convencional. Su gran aliada es la biodiversidad, el aprovechamiento de los recursos naturales para encontrar el equilibrio. No es fácil, hace falta tiempo para conseguir que el ciclo natural vuelva a su cauce, pero no tienen prisa y dejan la tierra sin labrar, rodeada de levaduras naturales que llegan de las flores salvajes y las plantas aromáticas que rodean la viña. Todo un manjar para los insectos.
LA AGRICULTURA REGENERATIVA ES, HOY POR HOY, SU BIBLIA: ECOLÓGICA Y BIODINÁMICA
Todas las hierbas que conservan en el viñedo tienen una función beneficiosa para la uva, ya que crean una alfombra natural encima de la pizarra, evitando que se caliente en exceso y perjudique al fruto, reteniendo a su vez algo de humedad.
La agricultura regenerativa es, hoy por hoy su biblia: ecologica y biodinámica. No quiere decir que se descuiden y dejen en manos del azar el cultivo. Si hay que rectificar, se rectifica. Eso si, lo harán con los propios productos naturales que ellos mismos producen. Más que corregir, impulsan a que la misma naturaleza se autorregule, dándole un pequeño empujón cuando es necesario.
Deja una respuesta