Dime cuál es tu estado de ánimo hoy y te diré qué vino blanco de Rioja podrías abrir
Para los curiosos o en un día tranquilo con amigos : Malvasía de Rioja y garnacha blanca son quizás las variedades más sorprendentes. Locales y de cultivo minoritario, tienen un potencial excepcional. Se suma a estas dos la Maturana blanca, que ya existía en Rioja desde el S. XVII.
En un día de nostalgia o momentos en familia : Tempranillo Blanco. Las variedades de uva autóctonas reúnen diversidad y tipicidad, lo que permite mantener la originalidad y diferenciación de los vinos blancos de Rioja.
Es el caso de la variedad tempranillo blanco, fruto de una mutación genética descubierta en 1988 en una finca de Murillo de Río Leza propiedad del viticultor Jesús Galilea.
Si eres más bien tradicional : la viura (conocida como Macabeo en otras regiones) es tu mejor opción. Dos terceras partes de las plantaciones de uva blanca en DOC Rioja son Viura, así que es aquí donde encontrarás más cantidad y diversidad de vinos y marcas.
¿Cómo elegir? Pide ayuda a un experto o déjate llevar por la intuición, es imposible equivocarse cuando una región tiene una historia de calidad y prestigio como Rioja.
HAN HECHO FALTA DIEZ AÑOS DE TRABAJO PARA PODER EMPEZAR A DISFRUTAR DE LOS RESULTADOS. LAS NUEVAS VARIEDADES PLANTADAS DURANTE ESTOS AÑOS SE VAN INCORPORANDO PAULATINAMENTE A LA PRODUCCIÓN
El buen vino necesita tiempo
Tiempo para nacer, para crecer y para degustar. El buen vino no es como los refrescos, no se puede decidir hoy crear un nuevo vino y mañana tenerlo listo.
Han hecho falta diez años de trabajo para poder empezar a disfrutar de los resultados. Las nuevas variedades plantadas durante estos años se van incorporando paulatinamente a la producción.
Si nos remontamos a los últimos treinta años, la superficie de viñedo de uva blanca en el año 1985 era de 9.000 hectáreas, principalmente de la variedad viura.
Frente a la expansión del cultivo de la variedad tinta tempranillo, el viñedo de uva blanca se redujo a menos de la mitad (4.000 hectáreas en 2015), con lo que la producción media obtenida resultaba una cantidad muy ajustada a la necesidad de comercialización de vinos blancos y rosados.
En la actualidad, la superficie de hectáreas plantadas con variedades blancas demuestra que no son una moda pasajera y que los bodegueros de Rioja continúan creyendo y apostando por ellas.
Larga vida al blanco 🙂
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