Dejar un Planeta sano para las generaciones más jóvenes no será posible si no cambiamos nuestros hábitos de consumo. Solamente comprando menos cosas y de mejor calidad, así como presionando a los gobiernos para que implementen urgentemente políticas sostenibles, podremos lograr un cambio significativo.

Glòria Vallès

El cambio climático es innegable. La deforestación, la contaminación, los fenómenos naturales extremos… todo nos indica que no vamos bien. Desde los años setenta, el modelo económico basado en el consumo feroz se ha catapultado y convertido en el gran triunfador. Pero solo ha sido en favor de la economía de algunos, y en contra de las condiciones de vida y del entorno natural de la mayoría.

Sabemos que el sector energético y la industria son los principales responsables del desgaste, ¿pero a quién sirven todas las empresas que extraen petróleo o gas, que fabrican coches y que se encargan de abastecer la cadena alimentaria? A todos. Por lo tanto, eludir la responsabilidad no es viable.

Nos encanta viajar, conocer otros mundos, disfrutar en la naturaleza, beber vinos elaborados por familias y pequeños productores… Queremos un determinado estilo de vida, que no perdurará si no tomamos acciones urgentes.

No hay alternativas… ¿o sí?

Algunos dicen que no hay alternativas y se resignan a vivir entre basura en un mundo cada vez más caluroso. ¿Cuántas veces has ido a la playa y te has visto rodeado de plásticos? ¿ De verdad solamente te preocupa el calor cuando quieres esquiar y no hay nieve?

Diferimos en este punto de vista. En realidad, lo que no hay son alternativas que nos proporcionen el mismo nivel de comodidad. Si crees que no existen estructuras sociales distintas a la que nos parece la única opción, no te pierdas la entrevista de Ima Sanchís a Davi Kopenawa en La Vanguardia, «Yo soy la selva». Se puede vivir diferente, pero no más cómodos. Ahora bien, ¿la comodidad a cualquier precio es nuestro principal objetivo en la vida? Como mínimo, da para pensar.

No podemos olvidar que la comodidad de una minoría se sustenta sobre la pobreza de la mayoría, y es que casi 700 millones de personas en el mundo viven en pobreza extrema, con menos de 2,15 dólares al mes según el Banco Mundial. A medida que la pobreza va disminuyendo – por suerte lo hace -, la presión sobre los recursos naturales aumenta. La única alternativa es cambiar el uso que hacemos de estos recursos: transición energética y reducción del consumo en volumen. ¿No podríamos vivir con dos jerseys de calidad que duren años, en lugar de con diez que se estropean cada temporada?

Esto es lo que podemos hacer para ser más sostenibles

En este contexto de riqueza desigual y medio ambiente devastado, los consumidores (maldito nombre, ¿no deberíamos decir personas?) nos preguntamos ¿qué podemos hacer para revertir la situación, o por lo menos no empeorarla?

Hannah Ritchie, la investigadora del Programa para Desarrollo Global de la Universidad de Oxford, y joven editora de Our World in Data, nos da algunas pautas en su libro «Not the End of the World»:

• Reduce el consumo de carne de vaca y buey. Esto es lo más importante que puedes empezar a hacer hoy mismo.
• Reduce también, si es posible, el consumo de productos de origen lácteo y las gambas de criadero.
• Conduce un coche eléctrico y, a poder ser, utiliza más el transporte público.
• Instala placas solares en casa si todavía no las tienes, es una fuente de energía alternativa excelente.
• Reduce los viajes en avión, en especial los de larga distancia.
• Viaja más en tren, es el medio de transporte menos contaminante (sin contar la bicicleta o los desplazamientos a pie).
• No te obsesiones con el reciclaje, el aceite de palma o el uso de bombillas LED. Hay que ser sostenibles pero no estresarnos por ello.

Estas son solamente algunas, te recomendamos que leas su libro para entender, finalmente, en qué situación estamos y qué está funcionando bien… más allá del desastre que hemos creado.

La Unión Europea dice que para 2050 las cosas estarán mejor, y si seguimos la hoja de ruta del Pacto Verde habremos alcanzado la neutralidad climática. La sensación es que si no nos ponemos las pilas, no será posible. Vamos tarde.

Comprar menos y exigir, los dos caminos que puedes seguir

Tienes dos vías de contribuir al cambio: la primera, y la más evidente, es modificar patrones de consumo. Es decir, compra menos, y compra mejor. Mejor calidad, productos más éticos, marcas comprometidas con el medio ambiente… Donde va el dinero, va la intención. Y si todos hacemos lo mismo, el mercado inevitablemente cambiará.

La segunda vía es la de la acción política: debemos reclamar a los gobiernos que implementen con urgencia nuevas políticas verdes. Y que acompañen a la industria (fuente principal de las emisiones de efecto invernadero), a poder aplicarlas. Lo que está ocurriendo con las protestas en el campo es un ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer: reclamar a las pequeñas y medianas empresas que se adapten a las nuevas normativas sin proporcionarles recursos para hacerlo. En este artículo de El País podrás leer más al respecto.

Volviendo a las compras, la primera opción es dejar de comprar todo aquell superfluo (adiós Fast Fashion) y tomar decisiones conscientes en aquello que sí o sí necesitamos adquirir.

Sabemos que la toma de decisiones no es fácil. También nosotras cuando vamos al supermercado buscamos productos de marcas respetuosas con el medio ambiente… y nos informamos en las etiquetas. Ya sabes lo que viene a continuación: un pasillo lleno de opciones, todas con etiquetas que proclaman ser ecológicas, sostenibles o éticas. Sin embargo, una vez que lees la letra pequeña, nos damos cuenta de que muchas de estas afirmaciones son vagas o ambiguas.

La buena noticia es que, frente a esta falta de transparencia, el Consejo de la Unión Europea ha actuado: la nueva directiva europea sobre greenwashing ya ha sido aprobada, por lo que las marcas deberán explicarse mejor a partir de ahora. Garrigues nos lo explica en detalle.

La conclusión de este artículo es más que evidente: se requiere acción por parte de todos, y es imprescindible que sea desde hoy mismo. Hay pequeñas cosas fáciles de implementar que, con la suma de todos, tendrán un impacto elevado. Nos comprometemos a seguir trabajando para descubrir marcas comprometidas con el cambio, y proporcionar recomendaciones para ayudarte a tomar decisiones conscientes.