En estos tiempos tan convulsos de Covid-19 y cambio climático, la industria del envase no deja de lanzar propuestas y prototipos para reducir el impacto ambiental de los productos que consumimos y que los residuos que genera el mismo, disminuyan, o al menos sean fácilmente reciclables.
Esther Ibáñez
Cambiar de envase un producto no es fácil, y en el sector del vino nos topamos con una dificultad añadida y es que el consumidor ha aprendido a asociar un tipo de envase con una cierta calidad. Algo que no ocurre en otros sectores próximos, como el de los refrescos. Por lo tanto, cualquier modificación en el diseño o material en el que está contenido el vino, los consumidores pueden percibir a priori una modificación de la calidad.
Ningún gran vino se ha embotellado en tetrabrick. Otras opciones como el bag-in-box difícilmente acogen vinos premium o ultra-premium. El vino en botella de plástico se asocia a baja calidad y casi todos los intentos de presentar el vino en latas metálicas han sido frustrados. Y todo esto sin entrar en el tema de los cierres, parece que le queda mucha vida al corcho natural: el sintético sigue asociándose a vinos poco valorados. Esto es lo que se percibe, no porque sea cierto en todos los casos.
¿Es el vino de calidad un producto indisociable a una presentación en botella de vidrio y corcho natural? En la gran mayoría de ocasiones, parece ser así.
Sin embargo, la urgencia de responder al cambio climático y las nuevas tendencias de consumo a nivel mundial obligan a la industria del envase a seguir su incesable investigación para adaptarse a las nuevas realidades. Nos referimos, por ejemplo, a la necesidad de reducir el peso de las botellas de vino en ciertos entornos, como por ejemplo, los aviones.
Otro caballo de batalla es la reducción de la huella ecológica asociada al comercio internacional. Disminuir el peso de un pallet de botellas de vino abarata los costes de transporte y redunda en la reducción de la huella ecológica de la bodega.
Además, durante unos años, también se asoció con una mayor calidad el vino que se servía en las botellas más pesadas, con un grosor mayor de vidrio. Hoy, un movimiento de concienciación ecológica frena esta creencia y en países nórdicos, por ejemplo, se rechazan este tipo de botellas.
La industria del vino utiliza desde siempre vidrio en sus envases, por lo que si el consumidor los deposita correctamente en el contenedor adecuado una vez terminados, estaríamos hablando de un producto bastante sostenible.
Vidrio y Cristal : ¿iguales o diferentes?
¿Vino y cristal son sinónimos? Muchos responderían que lo son, pero lo cierto es que no. Aunque en apariencia poco se distinguen, su composición química es distinta. Y lo que nos importa aquí: el vidrio es totalmente reciclable y el cristal no. La industria del vino utiliza desde siempre vidrio en sus envases, por lo que si el consumidor los deposita correctamente en el contenedor adecuado una vez terminados, estaríamos hablando de un producto bastante sostenible.
El vidrio ofrece numerosas ventajas: es limpio, impermeable y no aporta ningún tipo de sabor u olor al producto que en sus paredes contiene. Es un material perfecto para contener un líquido tan sensible como lo es el vino.
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